28/09/2011.-Los mexicanos como sociedad estamos sobrepasados. La violencia en el hogar, la inseguridad en la calle; la falta de oportunidades en salud, educación y empleo parecen irrefrenables. Todo parece indicar que el gobierno no ha podido combatir los males que nos acechan día con día. El miedo, la impotencia, pero sobre todo la irresponsabilidad nos llevan siempre a esta clase de argumentos: culpar a otros; culpar a todos pero nunca tomar parte en la responsabilidad que tenemos.
La situación actual en nuestro país no es un fenómeno espontáneo, como un embrujo de la magia negra; no es resultado de un sexenio, de un solo partido; es consecuencia de años de malas decisiones, de cerrar los ojos, resignarnos y actuar como víctimas de nosotros mismos.
La responsabilidad de lo que sucede en México es compartida, entre ciudadanos y gobernantes de todos los colores. No es Calderón quien mata a otros mexicanos, somos mexicanos quienes apuntamos contra otros mexicanos; no es necesario hacerlo con un arma, con amenazas; basta con criticar a otros por como visten, por lo que hacen, por las relaciones que tienen, para dejar heridas profundas que solo generan más dolor. Es nuestra falta de consideración hacia otros y la nula educación cívica la que nos gobierna.
Exigimos justicia y reclamamos eficacia en elc umplimiento de las leyes, siempre y cuando nos favorezcan. Con actitud soberbia no aceptamos las consecuencias de nuestros actos, así que ofrecemos sobornos o enseñamos nuestras credenciales “de poder”, en lugar de tomar la infracción y hacer el pago correspondiente. Una mala acción, aunque parezca pequeña, vuelve permisible otra: por ejemplo el desvío de recursos destinados a la salud, a los bolsillos de los funcionarios que los manejan. Vivimos pues en la ilegalidad con cada acto, aceptándola como la forma correcta de actuar.
Calderón, Fox, Zedillo, Salinas de Gortari… todos y cada uno de los gobernantes que el país ha tenido; cada uno de los gobernadores de todos los colores, funcionarios públicos y sobre todo cada ciudadano de este país somos responsables de la situación actual nacional. Basta ya de considerarnos sin culpa. Dejemos de ser un país sin memoria, aceptemos que hemos vivido así por 200 años, que no es cuestión de otros, ni de genética, sino de nuestra actitud cómoda de culpar a los demás ydestruir a otros, en lugar de construir, que ciertamente exige de esfuerzo y trabajo: el nuestro, no el de otros.
Creer que llegará un salvador tricolor, un salvador legítimo o simplemente un salvador nos llevara a seguir viviendo en laviolencia, la inseguridad, la falta de oportunidades; en la porquería pues, porque nadie vendrá a recogerla por nosotros, si nosotros no hacemos nuestra propia limpieza, desde lo individual hasta lo colectivo. Ancianos, adultos, jóvenes y niños de todos los géneros y razas, de todas las creencias e ideologías: cada uno de nosotros es la solución que México necesita.
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