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La luna y las estrellas

Promesas falsas, incumplidas, rotas. Palabras más, palabrás menos. Lo cierto es que parte de la estrategía masculina para conseguir de las mujeres una relación, sin especificar de que tipo, es la típica promesa de bajarle la luna y las estrellas. No, por supuesto que no es literal, aunque pudiera haber algunos obvios y bastante cínicos; por lo general los hombres incurren y recurren a frases "hechas" y acciones romanticas que tienen vigencia y esta termina al conseguir lo que se han propuesto.
¿Cuántas de nosotras no hemos escuchado "eres la mujer de mi vida", "te querré aunque estés viejita y arrugada" o "eres más hermosa que la luna"? ¿Cuántas no nos preguntamos que fue lo sucedió que de pronto las flores, las serenatas o las cenas romanticas disminuyen o incluso desaparecen?
Por desgracia, y esto le sucede al humano en general, aquello que nos cuesta trabajo es lo que más valoramos. Es por lo que nos esforzamos día con día, es lo que agradecemos si se nos da aunque sea en una mínima parte y dosificado. Cuando algo nos parece lejos e inalcanzable nos sentimos motivados a ir trás de él, no importa cuanto tiempo o esfuerzo nos conlleve. Al momento de tenerlo nos deslumbra y luego, nos acostumbramos a su brillo que comienza a perder significado, entonces comenzamos a descuidarlo, lo dejamos en cualquier parte, no lo pulimos, no lo guardamos del frío o lo dejamos descansar por la noche. Nos parece, que siempre ha estado ahi y que no hay razón para que sea de otro modo. ¿Por qué minimizamos tanto su valor y el esfuerzo que pusimos en alcanzarlo? Es como hacernos menos a nosotros mismos, ¿si hoy no nos parece tan valioso, entonces porque ayer luchabamos tanto por tenerlo? ¿será que nuestra perspectiva de las cosas siempre estuvo equivocada?
Eso si exigimos el mismo brillo.
Hace poco platicaba con un gran amiga, de las relaciones humanas, y particularmente de las amorosas. Parece que entre más entrega uno, es menos valorado, olvidado y menos recibe. A veces caemos en el error de: "si yo hice esto la vez anterior ahora le toca a él o a ella". Lo que se da debe ser del corazón, debe ser pensado para la otra persona y para recibir algo a cambio después. Y no debe ser visto como un intercambio: "si me da frijoles entonces yo le doy frijoles. Si yo le doy un regalo también me debe dar un regalo". Como si fuera un juego de uno a uno, como si de pronto dar fuera terrible. Ella dijo una frase que se me ha quedado en la mente desde entonces y que la encuentro totalmente sincera: "un verdadero hombre no pide, dá".
Pero, debo insistir, a veces los hombres están faltos de imaginación, si hacen una cosa, se sienten incapaces de hacer otra y se escudan en frases como "pero si no me olvide de tu cumpleaños", "pase ayer por ti","te hablo todos los días" o "te abri la puerta" y cuando la mujer les dice "hoy no quiero tener sexo" no entienden que también necesitan ser amadas y sentirse queridas, para sentirse mujeres sensuales y apasionadas.
Y yo les pongo este ejemplo, no han escuchado la frase de "oye pero antes siempre querías y ahora..." pues sí, pero antes también nos llenaban de flores, poesía y caricias tiernas. Para la mujer, es indispensable sentirse amada. Más claro no puede ser.
Sobre esto enseguida cometen otro error, encuentran una fórmula que les funciona y olvidan el ingenio, la creatividad, la versatilidad. Las mujeres no somos planchas, vajillas, lavadoras. Si uno ha estudiado política no solo querrá hablar de politica y recibir de regalo revistas y libros de política. El ser humano es integral y la mujer quizá cuente con más lados que el hombre, pero eso no la vuelve más complicada, por el contrario, les da más opciones y lo vuelve más sencillo.
El pensar que la pareja se ha tomado el tiempo de ir a una tienda y en vez de elegir lo más fácil, como el nuevo libro de arquitectura porque somos arquitectas y seguro nos gusta, ha decidido quebrarse la cabeza y vernos el lado femenino lo hace todavía más signitivo, hasta más sensual; tomarse el tiempo de elegir entre los aretes cortos o largos, con cristal o con perlas. De plata o de oro, ¿aretes o un brazalete? lo vuelve sumamente más atractivo. Ese tiempo que se invierte en algo que les es más difícil y desconocido porque es ajeno a su naturaleza se traduce en terminos prácticos en ganancia para todos.
No somos tan complicadas como nos pintan, si nos escucharán mejor. Si no dejaran de bajarnos la luna y las estrellas solo porque ya estamos donde querían, se darían cuenta.
Pero la mayor parte del tiempo no escuchan. Y lo toman más como un reclamo que como una petición. Y la falta de comprensión radica en eso y en que ni siquiera se dan cuenta del cambio que sufren.
Definitivamente los esfuerzos de una lado y del otro deben ser valorados y realizados, pero son distintos, somos distintos. Que quede bien claro. Si realmente fueramos iguales la vida sería muy aburrida, hay sin duda roles que por naturaleza incluso corresponden a un género y no al otro.
Somos iguales en un aspecto intelectual, merecemos el mismo respeto los unos y otros. Tenemos la capacidad de ser productivas también y aportar a nuestra comunidad beneficios, esas son las igualdades que deben ser consideradas. Somos iguales en lo relativo a nuestra calidad de humanos, pero definitivamente somos diferentes y esas diferencias también deben ser valoradas y respetadas.

Comentarios

Virgilio Sofistófeles ha dicho que…
No parece que actualices muy seguido, verdad? ;P

Hola!

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