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Los hombres no tienen imaginación

Hace unas tardes, de esas en las que no se tiene mucho que hacer, ni mucho que ver, prendí la tele en uno de esos programas de “investigación artística”, en donde por supuesto, sólo hay chismes y críticas a la vida de los famosos, sin darle demasiada importancia si quiera al mérito de sus carreras. Cuando para mi sorpresa, muy agradable por cierto, me toco ver a la Sra. Susana Alexander en el sillón de la simulada sala, siendo entrevistada acerca de un nuevo espectáculo de comedia en donde ella acompañada de textos de varias mujeres, conocidas y desconocidas, hablan sobre como las mujeres siempre queremos más y de cómo los hombres no pueden dárnoslo, en más de un aspecto. No voy a hablar más sobre esto, pues no he tenido la fortuna de ver el espectáculo, aunque sepamos que Alexander es garantía en todo lo que presenta, y si ella dice que no sólo es divertido, sino además, pedagógico para los varones, segura estoy que así es.
Pero, ¿será cierto aquello que le escuche decir sobre que “Las mujeres no tenemos llenadero” (nombre de su espectáculo), pues con nada se nos complace?, o más bien, como ella misma luego añadió, ¿no será que los hombres no tienen imaginación? Y yo diría ¿por lo menos no la suficiente?
Creo que tanto una afirmación, como la otra son ciertas y además se complementan. Y es que sin duda, las mujeres siempre queremos más: más cariño, más detalles y atenciones, más dinero, más comodidades, más sexo. Más ropa, más joyas, más palabras de amor. Hay que reconocerlo, sin embargo esto se debe también a la capacidad limitada del hombre de hacer o dar más de una sola cosa a la vez, se sabe que son muy pocos aquellos capaces de escuchar una conversación al teléfono y escoger la camisa que quieren utilizar, o de lavar los trastes y charlar al mismo tiempo, de ser sexuales y tiernos, como decía se sabe que son pocos, y diría que de tan pocos se han convertido en un mito.
Pero además esto también se debe a su falta de imaginación ¿o sería a su excesiva imaginación? Los hombres tienden a complicarse demasiado la existencia respecto a las mujeres, hablan poco con ellas de lo que necesitan y quieren ambos y de lo que pueden darse mutuamente, cuando una lo intenta suelen sentirlo como una perdida de tiempo, como si ellos ya lo supieran todo o como una agresión, un reclamo por lo que no han hecho, sintiéndose incomprendidos y poco valorados por todo lo que si. Y no hay error más terrible que eso.
Otra de las causas es cuando suelen imaginar que podrán con todo al mismo tiempo y ya hemos dicho aquí que para ellos eso no es posible, tener una relación y mantenerla requiere de tiempo y espacio, sin embargo muchos hombres creen que una relación sobrevive del aire que cada uno respira y se olvidan de la necesidad de compartir. Hay otros que por el contrario, olvidan dejar respirar a su pareja pero de eso hablaremos después.
Pues bien ya he hablado de su exceso de imaginación y he dejado el punto más delicado para el final. Volvamos pues, a la falta de imaginación.
Cuando una mujer le pide a un hombre que trate de ser más atento este de inmediato cierra su mente y se confunde: “pero si ya le llame” o “el día de su cumpleaños no olvide felicitarla”. Definitivamente les hace falta imaginación y les cuesta ver más allá de sus narices. No pueden verse en los zapatos de ella, no se trata de dar más a diestra y siniestra, ni de regalos costosos cada semana, flores todos los días o cenas románticas tres veces por semana. No hablamos de rutinas prefabricadas. Se trata de no olvidar decirle que especialmente hoy esos pantalones se le ven grandiosos. De enviarle una tarjeta virtual al correo o de ofrecerle algo de tomar después del sexo o simplemente de planear algo diferente. Se trata de pequeñas grandes cosas. Hablamos de espontaneidad, de saber que aunque no nos vean se acuerdan de nosotros, que a veces pasen por un aparador y digan “esos aretes le quedarían de maravilla”(y si se puede que los compren); que nos escuchen sobre el nuevo libro que leemos o simplemente se paren a poner las palomitas al horno de microondas mientras se disfruta una película en el televisor. Definitivamente se trata de compartir lo bueno, lo malo, lo bonito y lo feo. De expandir la imaginación: así como lo hacen en el sexo, que lo hagan en lo cotidiano.
Si esta falta de imaginación de plano es algo irremediable en los hombres ¿deberemos lamentarnos por el resto de nuestros días? ¿Será imposible encontrar a la persona que no le de miedo imaginar lo suficiente para llenar nuestra “falta de llenadero”? ¿Para los hombres, será siempre una tortura no saber como complacer a su mujer? ¿Estarán condenados a vivir en los reclamos y la tortura emocional femenina por el resto de sus vidas?
Me parece que no tiene porque ser así, basta recurrir al fenómeno que nos caracteriza como seres humanos: la comunicación. Tomar nota mental o de plano usar el papel, un post it o hasta la servilleta del café, cualquier cosa que sirva para anotar algunas de las cosas mas significativas para la mujer que les acompañe y preguntarle que es eso que les hace falta. Créanlo o no, no les llevará demasiado tiempo, ni esfuerzo y en muchas ocasiones no será cosa de dinero, pero en cambio podría evitarles conflictos importantes. Podrían entonces, llegar a su casa, memorizarlas y luego recurrir al juego de azar, el de su elección para saber con que comenzarán. Llévenlo al plano real, para eso son buenos, y es que hay que reconocer que los hombres tienen cualidades natas para poner las cosas en su lugar y ser prácticos. Podrán hacer este juego de comunicación cada cierto tiempo 4 meses o 6 meses u 8 meses para saber que cambios se podrían haber efectuado, pero también no dejen de hablar de lo que quieren y de lo que pueden o no hacer. ¿Otro remedio? Copien, trasladado a la mujer, lo que ella hace por ustedes.
¿Las mujeres querremos más? Probablemente si, probablemente no, pero no podremos culparlos de no esforzarse y quien lo haga de plano no sabe lo que quiere.
Pero si su compañero no es capaz de hacer esto por ustedes entonces ya no sólo será falta de imaginación, sino falta de interés y esto habrá que reflexionarlo más de dos veces.

Comentarios

Virgilio Sofistófeles ha dicho que…
No no no, en ésta sí te discrepo: un hombre viendo el futbol está atento a 22 jugadores, los comentarios de los cronistas, los resultados de los partidos alternos, la tabla de posiciones*, temperatura, densidad y color de la cerveza, duración estimada y real de la botana disponible, los movimientos en la banca, los gestos de dos directores técnicos, las decisiones de tres árbitros, y todo eso además de disfrutar cada jugada, analizar el partido en su momento actual y su transcurso, sentir su fanatismo particular y la expectativa del gol.

Por si eso fuese poco, la "tabla de posiciones" la tiene en la mente todo el día: no es a un hombre al que suele dolerle la cabeza. XD
Virgilio Sofistófeles ha dicho que…
Perdón, se me olvidó decirlo: también se está atento a lo que sucede en la tribuna, prescencial o figurativamente, según sea el caso.

;P

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