La adrenalina aumenta con la velocidad, mientras uno maneja a 50km por hora puede ir pensando en algunas otras cosas además del volante, a veces del trabajo, a veces de la vida personal. Se puede frenar tranquilamente al llegar al alto o encontrarnos con un tope de esos que surgen de la noche a la mañana, podemos evitar que un accidente no sea fatal, pero a 120 en plena avenida citadina, es un locura, un reto a la muerte, no sólo aquella que algún día nos alcanzará, sino aquella que podemos llegar a provocar.
Pero no hay límites, ni prudencia. No importan los letreros que señalan la máxima de 60km/h, cuando un chico, sobre todo adolescente toma el volante de un automóvil, incluso la posibilidad de convertirse en un arma letal se olvida. La adolescencia es una época de rebeldía para la gran mayoría de las personas. Época en la cual creemos que no seremos juzgados; no digo que todos los adolescentes sean inconscientes, pero si es una edad en donde el riesgo de caer en actos extralimitados es grande y serio.
Un día del año pasado me toco ver a cuatro chicos sujetos a un automóvil, dos de cada lado, sujetándose de la ventana, ir en patines mientras el auto andaba en una de las principales avenidas de la ciudad; la velocidad debía ser mínimo de 50km/hr ¿Ha sido culpa de la televisión y programas como Jackass entre muchos otros que los chicos se crean inmortales? ¿o han sido los mismos padres quienes generan, estas y otras terribles actitudes en sus hijos?
Tamaulipas es uno de los Estados con mayor índice de accidentes en nuestro país, Monterrey Nuevo León hasta hace poco tenía el primer lugar de accidentes fatales en el país, yo supongo que nuestro Estado no esta en competencia por un lugar como éstos en un rubro tan peligroso.
Pero, ¿Quiénes son culpables de estos altos índices, el gobierno o la familia? ¿Por qué un chico de 16 años puede ir manejando una camioneta pick up de lujo a 120km/hr, pasarse un alto, subirse a la banqueta, eludir a tránsito y luego llegar a su casa como si tal cosa no hubiera pasado?
A mi me parece que en primera instancia la familia es la responsable, es precisamente el ejemplo de los padres, la disciplina, la sana convivencia, la comunicación, la que repercute en actitudes negativas o positivas, más si recordamos que cualquier adolescente no sólo se desenvuelve en un contexto familiar, sino además en un contexto socio-cultural en donde las presiones sociales llegan a ser terribles y se encuentran en una etapa altamente vulnerable y de formación. Edad en la que necesitan de los padres para jerarquizar de manera adecuada los valores y empezar a tomar decisiones.
Si un chico ve a su padre tomar unas cervezas y luego subirse al auto y manejar pensará que hacerlo no tendrá ninguna consecuencia terrible, por tanto el podrá hacerlo también.
Si un padre concede a un hijo trasnochar, tomar y además de todo le da las llaves del auto “de la camioneta grande para que vaya más seguro” el hijo pensará que ésta bien, ¿Quién será el responsable si ese chico sufre un accidente, si atropella a alguien o si muere?
Poner más letreros para reducir la velocidad, diseñar campañas para usar el cinturón de seguridad o no tomar mientras se maneja; aplicar las leyes de transito o incluso reformarlas para hacerlas más eficientes, nunca será suficiente para bajar los índices de accidentes; por supuesto, ésta parte es necesaria e importante y de hecho le urge algunas modificaciones para el bien de los ciudadanos, entre otras que el exceso de velocidad y el estar bajo el efecto del alcohol se convierta en agravante o causa de responsabilidad y no sólo una multa administrativa. Además legalmente quizá funcionaría responsabilizar a los padres que de manera imprudente han permitido que un menor de edad conduzca sin la supervisión de un adulto y con un permiso especial. O que el examen teórico y práctico sea exigido para poder otorgar una licencia, que la educación vial se promueva y enseñe como una cultura; que se anule el derecho de tener una licencia de conducir si el automovilista reincide en alguna falta.
Pero sin lugar a dudas y lo más urgente es crear conciencia entre los padres de familia, no quedarse callados cuando encuentran envases de cervezas vacías en el auto, simplemente no prestarle o comprarle un auto a su hijo adolescente, sin importar el riesgo que corre él y el riesgo que le hace correr a otros, porque de no cambiar eso, les aseguro que la muerte seguirá acechando las vialidades de nuestro Estado y quien es culpable de la muerte de otro por su imprudencia vivirá con el fantasma para el resto de sus días.
Pero no hay límites, ni prudencia. No importan los letreros que señalan la máxima de 60km/h, cuando un chico, sobre todo adolescente toma el volante de un automóvil, incluso la posibilidad de convertirse en un arma letal se olvida. La adolescencia es una época de rebeldía para la gran mayoría de las personas. Época en la cual creemos que no seremos juzgados; no digo que todos los adolescentes sean inconscientes, pero si es una edad en donde el riesgo de caer en actos extralimitados es grande y serio.
Un día del año pasado me toco ver a cuatro chicos sujetos a un automóvil, dos de cada lado, sujetándose de la ventana, ir en patines mientras el auto andaba en una de las principales avenidas de la ciudad; la velocidad debía ser mínimo de 50km/hr ¿Ha sido culpa de la televisión y programas como Jackass entre muchos otros que los chicos se crean inmortales? ¿o han sido los mismos padres quienes generan, estas y otras terribles actitudes en sus hijos?
Tamaulipas es uno de los Estados con mayor índice de accidentes en nuestro país, Monterrey Nuevo León hasta hace poco tenía el primer lugar de accidentes fatales en el país, yo supongo que nuestro Estado no esta en competencia por un lugar como éstos en un rubro tan peligroso.
Pero, ¿Quiénes son culpables de estos altos índices, el gobierno o la familia? ¿Por qué un chico de 16 años puede ir manejando una camioneta pick up de lujo a 120km/hr, pasarse un alto, subirse a la banqueta, eludir a tránsito y luego llegar a su casa como si tal cosa no hubiera pasado?
A mi me parece que en primera instancia la familia es la responsable, es precisamente el ejemplo de los padres, la disciplina, la sana convivencia, la comunicación, la que repercute en actitudes negativas o positivas, más si recordamos que cualquier adolescente no sólo se desenvuelve en un contexto familiar, sino además en un contexto socio-cultural en donde las presiones sociales llegan a ser terribles y se encuentran en una etapa altamente vulnerable y de formación. Edad en la que necesitan de los padres para jerarquizar de manera adecuada los valores y empezar a tomar decisiones.
Si un chico ve a su padre tomar unas cervezas y luego subirse al auto y manejar pensará que hacerlo no tendrá ninguna consecuencia terrible, por tanto el podrá hacerlo también.
Si un padre concede a un hijo trasnochar, tomar y además de todo le da las llaves del auto “de la camioneta grande para que vaya más seguro” el hijo pensará que ésta bien, ¿Quién será el responsable si ese chico sufre un accidente, si atropella a alguien o si muere?
Poner más letreros para reducir la velocidad, diseñar campañas para usar el cinturón de seguridad o no tomar mientras se maneja; aplicar las leyes de transito o incluso reformarlas para hacerlas más eficientes, nunca será suficiente para bajar los índices de accidentes; por supuesto, ésta parte es necesaria e importante y de hecho le urge algunas modificaciones para el bien de los ciudadanos, entre otras que el exceso de velocidad y el estar bajo el efecto del alcohol se convierta en agravante o causa de responsabilidad y no sólo una multa administrativa. Además legalmente quizá funcionaría responsabilizar a los padres que de manera imprudente han permitido que un menor de edad conduzca sin la supervisión de un adulto y con un permiso especial. O que el examen teórico y práctico sea exigido para poder otorgar una licencia, que la educación vial se promueva y enseñe como una cultura; que se anule el derecho de tener una licencia de conducir si el automovilista reincide en alguna falta.
Pero sin lugar a dudas y lo más urgente es crear conciencia entre los padres de familia, no quedarse callados cuando encuentran envases de cervezas vacías en el auto, simplemente no prestarle o comprarle un auto a su hijo adolescente, sin importar el riesgo que corre él y el riesgo que le hace correr a otros, porque de no cambiar eso, les aseguro que la muerte seguirá acechando las vialidades de nuestro Estado y quien es culpable de la muerte de otro por su imprudencia vivirá con el fantasma para el resto de sus días.
Comentarios
BUeno, para mí lo grave es que se puede ir alguien más aparte del conductor; respecto a éste, creo que el que se mata así lo hace porque quiere, y por imbécil.